La enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) es una enfermedad viral infecciosa y no contagiosa de los rumiantes salvajes y domésticos causada por el virus de la EHE (EHEV). Actualmente, el EHEV se está propagando en Europa, tras su primera introducción en 2022. El EHEV es un orbivirus perteneciente a la familia Sedoreoviridae, estrechamente relacionado con el virus de la lengua azul (BTV), el virus de la peste equina africana y el virus de la encefalosis equina, y transmitido por mosquitos picadores del género Culicoides. Hasta la fecha, el virus tiene siete serotipos reconocidos (1-2 y 4-8), aunque es probable que existan serotipos adicionales.
La distribución del EHEV está limitada por el rango de vectores competentes, aun así, se ha detectado tanto en regiones tropicales como templadas en todos los continentes. Sin embargo, antes de 2022, no se habían notificado casos de EHE en Europa. En octubre de 2022, los primeros casos en el continente se notificaron en Italia (Sicilia y Cerdeña) y poco después, en noviembre de 2022, en España, afectando tanto al ganado como a otros rumiantes domésticos y salvajes. En España, el EHEV-8 continuó propagándose al norte de España durante la temporada de vectores posterior en 2023, llegando a Portugal y al suroeste de Francia. Se cree que el origen de la emergencia está relacionado con la aparición de una nueva cepa en Túnez en 2021 (EHEV-8/17 TUN2021), que posteriormente se identificó en el brote en Italia. Hasta la fecha, el EHEV-8 ha sido el único serotipo identificado en brotes en Europa.
El ganado es un huésped reservorio del virus y tradicionalmente se creía que era menos susceptible a los signos clínicos. En algunas regiones endémicas, se informa que la enfermedad clínica en el ganado es poco común, aunque puede llegar a ser significativa a nivel regional cuando ocurre un brote. Sin embargo, se cree que la importancia clínica de la EHE en el ganado ha aumentado en las últimas décadas.
El ganado clínicamente afectado se describe típicamente con fiebre, anorexia, edema facial, disfagia, lesiones ulcerativas y necróticas de la boca, rumia reducida, dificultad respiratoria, hiperemia de pezones y ubres, dificultad para tragar, cojera, caída en la producción de leche y trastornos reproductivos. La enfermedad también puede tener un impacto económico significativo. Sin embargo, el impacto de la EHE en las granjas de ganado en España no se ha detallado exhaustivamente. Por lo tanto, José Manuel Díaz-Cao, Gonzalo López-Lorenzo, Cynthia López-Novo, Pablo Díaz, Susana Remesar, Ceferino López, Patrocinio Morrondo, Gonzalo Fernández y Alberto Prieto, de la Facultad de Veterinaria de Lugo, han realizado un trabajo para evaluar la incidencia de la enfermedad clínica en las granjas de ganado en el noroeste de España y describir los signos clínicos y su frecuencia durante las primeras etapas de la emergencia. Esto puede contribuir a una mejor comprensión de las implicaciones clínicas de la enfermedad en el ganado y ayudar a anticipar los efectos de la introducción del EHEV en regiones ingenuas.
El estudio se realizó en Galicia. Esta región desempeña un papel significativo en la producción ganadera total de España, con el 32 % de las explotaciones ganaderas, el 19 % del total de la cabaña ganadera y aproximadamente el 41 % del ganado lechero en España. La mayoría de las explotaciones en Galicia son de pequeña escala, y el 49 % alberga menos de 10 animales, lo que significa que una minoría concentra la mayor parte de la producción.
Los autores investigaron 29 explotaciones ganaderas que notificaron EHE y estimaron una incidencia de explotaciones con signos clínicos del 6,2 % (n = 467) en el área de estudio (rango: 2,3 %–33,3 %), según recoge el trabajo. La incidencia media de signos clínicos, mortalidad y tasas de letalidad fueron del 8,9 %, 1,7 % y 23 %, respectivamente. Curiosamente, la mortalidad y la letalidad fueron significativamente mayores en el ganado lechero que en el de carne.
Esto fue digno de mención para los autores, ya que “esperaríamos que su exposición a vectores fuera menor en comparación con el ganado vacuno de carne, ya que las granjas lecheras generalmente albergan animales, lo que se sugiere que reduce el riesgo de picaduras de Culicoides spp”. Así, comentan que este hallazgo puede apuntar a diferencias específicas de la raza en la patogenicidad viral.
Las lesiones orales, la disfagia y los problemas en las pezuñas fueron signos clínicos comunes encontrados en el estudio. Entre todos, la presencia de edema lingual, deshidratación y disnea se asoció con tasas de mortalidad más altas. Curiosamente, al comparar la incidencia de estos problemas entre tipos de granjas, la mayoría de los signos clínicos se reportaron con mayor frecuencia en las granjas lecheras, excepto el edema de patas y los problemas de pezuñas, que fueron más comunes en las granjas de carne
“Estos resultados destacan el impacto significativo de la enfermedad durante la emergencia”. No obstante, matizan que “nuestros datos se basan en vigilancia pasiva, por lo que es probable que la incidencia real sea mayor”.
Este estudio, indican los autores, es valioso para proporcionar una visión general inicial del impacto clínico de la introducción de este virus en Europa. “Nuestros resultados indican una incidencia significativa de signos clínicos relacionados con la enfermedad hemorrágica epizoótica en la región y sugieren que el ganado vacuno estuvo altamente expuesto al virus durante el brote”.
Por último, proponen que “nuestros resultados sugieren que la infección por el virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica está extendida en la región a pesar de su reciente introducción”. Además, “el virus ha tenido un impacto clínico significativo en algunas explotaciones, llegando incluso a causar altas tasas de mortalidad y letalidad en algunos casos”. Estos resultados destacan el impacto significativo de la enfermedad al introducirse en las poblaciones sin exposición previa del noroeste de España. Los signos clínicos y las características epidemiológicas descritos en este artículo “pueden contribuir a comprender las implicaciones clínicas de la enfermedad en el ganado vacuno y a anticipar los efectos de la introducción del virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica en regiones sin exposición previa”.